Qué es un plan de carrera
Hay un dicho que reza así: “Si vas solo, irás rápido. Pero si te unes a los demás, llegarás lejos”. La propia palabra carrera nos remite a esa idea, a la de un proyecto a largo plazo que implica evolución. Como en el camino del héroe que vertebra toda obra narrativa, el plan de carrera profesional implica ir del punto A al punto B y, en ese viaje, crecer como persona, como trabajador. Y, de paso, hacer crecer a la empresa que te ha proporcionado esa oportunidad de madurar profesionalmente.
Pero, ¿qué es un plan de carrera? Grosso modo, se trata de una serie de objetivos que se marcan al trabajador en un periodo de tiempo determinado, que conllevarán una formación determinada a cargo de la empresa y avanzan en la dirección estratégica de la compañía.
No existe un modelo de plan de carrera en RRHH que las empresas puedan emplear de modo mecánico y ahí reside parte del atractivo de esta metodología laboral: buscar un plan que fomente el desarrollo del trabajador en el seno de la compañía, al tiempo que se le capacita para asumir nuevas y más exigentes responsabilidades y la empresa avanza hacia sus objetivos.
Beneficios de establecer un plan de carrera
Las ventajas, en largo plazo, de contar con un plan de carrera no solo afectan a la persona inserta en el programa, sino a la empresa en su conjunto. Veamos algunas de las más significativas:
- Supone una motivación extra para el trabajador, que siente parte fundamental de un equipo, pero también de una misión. Deja de trabajar por acciones concretas y aisladas para formar parte de una estrategia a largo plazo, en un día a día que renueva su sentido.
- Fusiona los objetivos de la empresa con los del trabajador. La palabra empresa cobra entonces su significado más motivador, aquel relacionado con una misión, con un objetivo, con un horizonte común.
- Evita la fuga de talentos y crea equipos sólidos e identificados con la empresa. El plan de carrera aumenta la implicación personal de los trabajadores incluidos en dichos programas, lo cual no solo hace aumentar la autoestima personal sino el nivel de compromiso con la empresa.
- Hace crecer la productividad. Como consecuencia de lo expuesto en los puntos anteriores, el trabajador aumenta su proactividad, no se conforma con realizar las labores estrictamente asignadas. El trabajador ya no es tanto un empleado, en el sentido de pieza que se emplea para realizar tal servicio puntual, sino parte integrante de la empresa y, por tanto, generador de valor añadido y responsable del buen curso de la misma.
- Mejora la imagen de marca. En un mundo hiperconectado, las empresas que fomentan la cultura corporativa y que trabajan como un equipo consolidado ganan prestigio de cara al exterior.