Qué es la cadena de valor de una empresa
En un mercado competitivo, las empresas que ofrecen productos diferenciados, con un valor añadido que reconocen los clientes y recompensan con su compra, es fundamental para la supervivencia. En breves palabras, así se puede definir la cadena de valor de una empresa, tomando en cuenta también todas las partes del proceso que lleva a la consecución de ese valor, en el que cada eslabón cuenta y ofrece su particular contribución.
Gracias a esa secuencia de acciones que mejoran la calidad de los productos ofertados, se pueden poner a la venta en el mercado y, en el mejor de los casos, a un precio superior al de la competencia, ampliado el margen de ganancias. Para visualizar este fenómeno, podemos pensar en la cadena de valor más sencilla y mecánica del proceso, es decir, una cadena de montaje que, en el caso un producto cualquiera (ya sea un vehículo o una muñeca) añade elementos que lo enriquecen y diferencian del resto.
Importancia de la cadena de valor de una empresa
Trabajando, con la debida dirección, desde las distintas áreas, la cadena de valor de una empresa, se conseguirán distintos beneficios, entre ellos:
- Procesos más optimizados. De gran importancia en aquellas empresas que dependan de la logística, distribución, reparto a domicilio, así como una atención al cliente que afecte de manera directa en las ventas (y también en el caso de devoluciones).
- Abaratamiento de costes. Con esa cadena de valor bien engranada (y engrasada) se gana en tiempo y en ahorro; al estudiar al detalle la mecánica de los procesos, es posible suprimir aquellos procesos innecesarios y costosos y potenciar aquellos otros que fomentan la agilidad y reducción de gastos.
- Mayor producción. Todo ello redunda, como es lógico, en un aumento de la producción que, si se canaliza de manera adecuada por los circuitos comerciales, se traducirá también en mayor facturación.
- Más cohesión y sentimiento de pertenencia. Unos procesos que funcionan de manera óptima, en general, contribuyen a crear equipos sólidos, orgullosos de su trabajo, así como una mayor implicación de los trabajadores con la empresa.
- Clientes más fieles. La cadena de valor de una empresa, cuando realmente hace honor a su nombre, se nota desde el público, que premia a las compañías con el mejor de sus favores: la compra de sus productos.
Ejemplos de cadenas de valor en una empresa
Hay varios tipos de cadenas de valor que se pueden aplicar a cualquier compañía, aunque la más conocida y puesta en práctica es la cadena de valor de Porter. Su origen viene del propio Michel E. Porter, que acuñó él mismo el término “cadena de valor”, en 1985, en su libro ‘Ventaja competitiva: creación y sostenimiento de un desempeño superior’.
Siguiendo la vía abierta por Porter, la apuesta por esa ventaja competitiva se apoyaría en los siguientes cuatro pilares:
- Integración de las actividades y procesos que se dan en una empresa.
- Actores que participan en la cadena de valor, tanto los propios de la empresa (trabajadores), como los ajenos: público objetivo, competencia, mercado, etc. Es lo que se conoce como panorama industrial.
- Panorama de segmento o todo aquello relacionado con las variaciones y grado de incertidumbre que puede afectar tanto al producto como a la afectación por parte del público.
- Panorama geográfico y que tiene que ver con el radio de acción (y distribución) de los productos y servicios que ofrece y produce la empresa.
Un modelo de pensamiento y funcionamiento global que genera empresas en las que todo obedece a una causa, con una estrategia bien definida que integra a las distintas áreas.